¿Cómo ahorrar hasta 1.000 euros al año con estos pequeños cambios?

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La economía siempre marca el ritmo de muchas de nuestras decisiones. A los gastos habituales, siempre suele aparecer un imprevisto que acaba trastocando las cuentas económicas mensuales, lo que, en algunos casos, desemboca en una visita a páginas como https://prestamorapido.es/. La necesidad de obtener liquidez ante la falta de dinero es más común de lo que se piensa; máxime cuando el coste que se refleja en las facturas sube y sube sin opción alguna a encontrar una fórmula mágica. ¿O no recuerdan la situación actual de la electricidad? Si es su caso, atento a los siguientes párrafos en donde encontrará alguna idea interesante para reducir ese coste final en las facturas del agua, de la electricidad e incluso de suscripciones a portales de ocio.

El gasto en los suministros supone (junto con la hipoteca o el alquiler) un importante desembolso del salario que percibimos por nuestro trabajo. Si es el caso, que este gasto está en unos índices desorbitados, quizá una serie de pequeños cambios nos ayuden a ahorrar un dinero. Empecemos por la electricidad. ¿Sabe qué potencia tiene contratada en su servicio? A buen seguro que muchas personas no sabrán responder a esta pregunta. Bien, pues estamos hablando de un dinero fijo que se paga, se encienda o no las bombillas del hogar. Si revisamos los kilovatios contratados, quizá nos demos cuenta que no necesitamos tantos. Algunos expertos, aseguran que hasta 50 euros se pueden ahorrar muchas familias con sólo revisar este dato.

Pequeños gestos, grandes ahorros

Otro gesto sencillo es utilizar bombillas de bajo consumo; o no dejar en stand-by los electrodomésticos que tengamos (desde el ordenador a la televisión), puesto que esa factura podría subir hasta en otros 50 euros. Igualmente, si adquirimos electrométricos ECO, éstos no necesitarán tanta energía. Ya que hablamos de electricidad, podemos hacerlo del suministro del gas. La unión de ambos en una misma comercializadora también nos puede ahorrar un dinero al final del año, aunque en este caso hay que echar cuentas, ya que no debemos dejarnos engañar por las promociones.

Otro gesto sencillo es controlar la temperatura del termostato, tanto usando la calefacción como el aire acondicionado. Subir o bajar un grado la temperatura puede encarecer bastante la factura. La temperatura estándar debe estar sobre los 23-24 grados como máximo. Y nada de estar apagando y encendiendo constantemente los aparatos de calefacción o aire acondicionado. Este gesto incrementa el coste. Lo mismo que abrir y cerrar de manera constante la nevera. Aparte de estos gestos, el tener bien aislada la casa es otro factor importante. Es decir, que no entre aire por las rendijas de las ventanas o persianas, por ejemplo. O aprovechar al máxima la luz natural. Son otras opciones que ayudan a adelgazar nuestras facturas de los suministros habituales del hogar. Y si tenemos un pequeño capital, quizá podamos invertirlo en mejorar nuestro confort en el hogar y notarlo también en la factura pasado un cierto tiempo: la domótica se posiciona como un gran aliado para reducir el gasto energético. De lo contrario, nuestras facturas seguirán descontroladas y tendremos que buscar medidas alternativas como se puede leer en lavozdealmeria.com.